Hoy en día, las empresas pueden utilizar la tecnología para lograr una sinergia perfecta entre rentabilidad y sostenibilidad. En otras palabras, pueden ir más allá de ver la sostenibilidad como un deber ético corporativo y reinterpretarla como un motor de modernización y, lo más importante, de competitividad. Los productos inteligentes conectados juegan un papel crucial en este proceso.
Literalmente, los productos inteligentes conectados son dispositivos equipados con la capacidad de adquirir, procesar y transmitir datos a lo largo de todo su ciclo de vida.
El paradigma de fabricación 4.0 se basa en ellos, pero el concepto de productos inteligentes conectados va mucho más allá de los pisos de fábrica industriales: gracias a la integración de tecnologías IoT y capacidades avanzadas de análisis y transmisión de datos, cualquier dispositivo, desde productos de salud hasta productos de consumo, puede ser inteligente y estar conectado, capaz de interactuar con su productor, proveedores de servicios, usuarios, actores de la cadena de suministro y otros dispositivos dentro de un ecosistema más amplio, en un intercambio continuo de información.
Las oportunidades que ofrecen los productos inteligentes conectados a las empresas son significativas, pero para explotarlas plenamente a menudo se requiere un cambio en el enfoque. Frecuentemente, las empresas ven la digitalización y la valorización de datos como meros impulsores de eficiencia; en realidad, como veremos más adelante, soluciones como los productos inteligentes conectados también pueden ayudarlas a repensar procesos con una perspectiva circular y desarrollar nuevos modelos de negocio orientados a lograr una mezcla perfecta de rentabilidad y sostenibilidad.
Ya hemos mencionado que la capacidad de adquirir, procesar y transmitir información es la característica distintiva de los productos inteligentes y que esto tiene un impacto directo en la rentabilidad corporativa. Los productos conectados no solo pueden ser monitoreados para mejorar su rendimiento con el tiempo, sino que también proporcionan retroalimentación valiosa para actualizaciones y pueden predecir problemas potenciales. De esta manera, ellos:
Utilizar, pero también producir productos inteligentes conectados, es en sí mismo una oportunidad para todas las organizaciones.
Los productos conectados intercambian información dentro de las cadenas de suministro a lo largo de su ciclo de vida, creando oportunidades para implementar los principios de la economía circular. Por ejemplo, al recopilar y analizar datos de rendimiento, las empresas pueden extender la vida útil de sus productos y obtener información valiosa para la reutilización de componentes al final de su ciclo de vida; luego pueden hacer pedidos solo cuando sea necesario y organizar procesos de renovación o reparación eficientes, extendiendo aún más la vida del producto y reutilizando componentes para el desarrollo de nuevos modelos, reduciendo desechos y apoyando iniciativas de sostenibilidad.
Los productos conectados enriquecen el producto con servicios, creando nuevas fuentes de ingresos y extendiendo la vida útil del producto: el usuario no tendrá que comprar productos nuevos si el producto en uso se actualiza continuamente con nuevas funcionalidades e integraciones con los mejores servicios.
Así es como las empresas persiguen lo que se denomina beneficio sostenible y ganan no solo financieramente, sino también en reputación y valor a largo plazo, posicionándose como organizaciones capaces de satisfacer las necesidades del mercado actuales y futuras, asegurando un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad.
Los productos inteligentes conectados también son fundamentales para implementar un modelo de negocio basado en la servitización, que persigue conjuntamente la rentabilidad y la sostenibilidad.
En resumen, la servitización es un modelo de negocio centrado en proporcionar servicios en lugar de limitarse a vender productos. Los productos inteligentes conectados permiten la servitización, ya que todo el ecosistema de servicios que la empresa asocia con el producto (mejorando la rentabilidad) se basa en el procesamiento continuo, o más bien la valorización, de los datos y flujos de información provenientes del propio producto y del ecosistema en el que está integrado. Considera, por ejemplo, el mantenimiento predictivo de plantas industriales, la gestión inteligente del consumo energético de cualquier dispositivo, la capacidad de intervenir preventivamente en sistemas de edificios inteligentes, infraestructuras de movilidad y mucho más.
La servitización puede tener un impacto significativo en la rentabilidad de la empresa, ya que permite flujos de ingresos más consistentes a través de contratos de servicio. Este enfoque no solo fomenta una mayor lealtad del cliente, sino que también facilita la diferenciación frente a la competencia.
El impacto en la sostenibilidad es igualmente evidente: la servitización promueve una gestión más eficiente de los recursos, reduce la necesidad de adquirir bienes, fomentando la circularidad y la optimización de los recursos existentes. Como se anticipó, el principal objetivo (pero también el desafío) para el fabricante se convierte en prolongar el ciclo de vida del producto tanto como sea posible, lo que, en sí mismo, ayuda a reducir los desechos y las emisiones asociadas con la producción y eliminación de cualquier elemento material.
