En los entornos empresariales actuales, cada vez más complejos y sujetos a estrictas regulaciones, optimizar el proceso de consolidación financiera es una necesidad real. Su propia naturaleza - estructurada, técnica y con un uso intensivo de datos - requiere un alto nivel de experiencia, control y automatización. Esto no solo garantiza el cumplimiento de las regulaciones vigentes, sino que también mejora significativamente la eficiencia operativa de la función financiera.
El proceso de consolidación financiera consiste en agregar los datos contables y financieros de varias entidades jurídicas (empresas) dentro de un grupo, con el fin de presentar una visión unificada del rendimiento y la situación financiera del grupo. Este proceso, intrínsecamente complejo, incluye no solo la combinación de los estados financieros individuales, sino también la conversión de divisas (cuando sea necesario) y la eliminación de las transacciones entre empresas para evitar la doble contabilización y la tergiversación en el informe final
Muchas grandes organizaciones están obligadas a preparar estados financieros consolidados. Los grupos que cotizan en bolsa o aquellos de tamaño significativo deben cumplir con normas estrictas, como las NIIF (Normas Internacionales de Información Financiera), que proporcionan directrices detalladas sobre los criterios, métodos y principios de consolidación. Los estados financieros consolidados son fundamentales no solo para el cumplimiento normativo, sino también para:
Como apoyo a la toma de decisiones estratégicas, permitiendo identificar áreas de alto margen,
El proceso de consolidación financiera está estructurado y estrictamente regulado. Cada fase debe cumplir con rigurosos principios contables para garantizar la coherencia, la transparencia y la trazabilidad de los datos.
El proceso comienza con la recopilación de información financiera - como activos, pasivos, patrimonio neto e ingresos - a partir de diversos documentos, entre los que se incluyen estados financieros reglamentarios, notas a las cuentas, detalles de transacciones entre empresas, conciliaciones y divulgaciones adicionales. Es esencial que todas las entidades sigan un plan de cuentas común y una estructura de presentación de informes estandarizada para garantizar la coherencia.
Una vez recopilados los datos, se someten a una fase de validación que incluye comprobaciones de coherencia, conciliaciones, verificación de transacciones entre empresas y mucho más. Los datos también deben estandarizarse de acuerdo con los principios contables del grupo (por ejemplo, las NIIF). Esta fase incluye la conversión de divisas y la aplicación de políticas contables para todo el grupo, como las normas de amortización.
Para evitar la doble contabilización de ingresos, gastos, activos o pasivos, es fundamental gestionar adecuadamente las transacciones entre empresas: ventas entre filiales, transferencias de activos o servicios, intereses entre empresas, dividendos, etc.
Esta fase implica ajustes adicionales para garantizar que los estados financieros consolidados presenten una imagen fiel y veraz. Algunos ejemplos son los ajustes del valor razonable de los activos, la depreciación, los deterioros, los impuestos diferidos y otras correcciones.
A continuación, se preparan los estados financieros consolidados de acuerdo con las normas contables aplicables. Además de los informes externos, también se pueden generar informes de gestión para respaldar la toma de decisiones internas.
Es esencial realizar un proceso final de revisión y validación antes de la publicación. Esto incluye conciliaciones finales, verificaciones cruzadas y análisis de variaciones.
El proceso de consolidación financiera es muy complejo y se enfrenta a varios retos críticos que pueden afectar a su fiabilidad y puntualidad.
Uno de los principales obstáculos es la calidad de los datos, que puede verse afectada por errores de introducción manual o por la falta de controles sobre la información proporcionada por las diferentes entidades del grupo.
La eficiencia es otra preocupación importante. En muchas empresas, Excel sigue siendo la herramienta preferida para la consolidación financiera. Aunque es potente, no está diseñada para gestionar procesos colaborativos complejos que deben cumplir estrictos requisitos normativos.
Además, las organizaciones suelen tener dificultades para adaptarse rápidamente a los cambiantes requisitos de presentación de informes, que pueden variar según el país, por no mencionar el riesgo siempre presente de manipulación de datos o fraude.
Tradicionalmente, la consolidación dependía en gran medida de la recopilación manual de datos de diversos sistemas heredados y su compilación en un enorme archivo Excel.
Hoy en día, existen soluciones de software especializadas para hacer frente a estos retos. El software de consolidación financiera se integra con los sistemas ERP existentes y automatiza tareas como la divulgación de información, las agregaciones, los cálculos, el cumplimiento normativo y la presentación de informes. Esto reduce drásticamente la carga de trabajo manual, gracias a innovaciones como las herramientas de inteligencia empresarial.
En términos de automatización, tecnologías como la automatización robótica de procesos (RPA) y la inteligencia artificial (IA) no solo mejoran la eficiencia, sino que también aumentan la fiabilidad de los informes.
Las características principales del software de consolidación financiera incluyen:
Avvale es un partner estratégico para las empresas que buscan optimizar sus procesos de consolidación financiera y, en términos más generales, emprender un proceso de transformación digital de su función financiera.
Con una experiencia integral en transformación financiera, nos posicionamos como un partner 360°. Apoyamos a los clientes mediante el diseño de procesos basados en las mejores prácticas y la implementación de tecnologías innovadoras, guiándolos en la evaluación, implementación y mantenimiento de las soluciones más adecuadas.
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